Semana Santa. El periodista le pregunta al sacerdote si el Papa podrá depurar la Iglesia de pederastia, corrupción, excesos materiales y la respuesta es tan absolutamente ladina, tan difusa que en definitiva ofende. Cae como un baldado de agua fría. La remata con una frase lapidaria: “la misión es de todos”. ¿Como así? ¿qué tiene que hacer un laico para “depurar” la Iglesia? ¿qué le corresponde hacer a un católico del montón para que los sacerdotes sean menos manipuladores, para que un sacerdote o una monja no abusen de los niños y las niñas? Como así que la misión es de todos… ni siquiera las mujeres tenemos el mismo derecho que los hombres y nos endilgan la frase “la misión es de todos”. ¿Qué puedo hacer yo como mujer para depurar la Iglesia si ni siquiera puedo acceder a iguales niveles de poder y decisión que un hombre sacerdote? ¿Qué nos corresponde entonces hacer para “contribuir” a “depurar” la institución: parir hijos y educarlos de una manera “especial” para que se acomoden a los “designios de las directivas católicas”, de por sí equivocados y contra natura? No, las frases “bien redactadas” son huecas e insulsas. La respuesta no está “afuera”. No somos los laicos los responsables de la crisis católica. Con claridad hay que decirlo: son sus directivos, su dirigencia, la que ha llevado al lugar donde está. Cerrados, obtusos, creyendo que se puede repicar el mismo discurso de hace 500 años, la apertura no se da y el desubique es total.
Entonces es cuando pregunto si la Iglesia Católica “se ha tocado”. Si ha medido la dimensión de su crisis. Si ha logrado evaluar lo anquilosado y despistada que está. Si ha logrado sentir la distancia de muchas personas para quienes ya no hay respuesta en el mensaje de sacerdotes católicos. Es complejo escuchar su discurso. Suena tan acomodado. Ni siquiera podría decir que es falso, sólo que lo “manejan” de tal forma que en definitiva, lo que hacen es evadir, confundir, no enfrentar. Creen que seguimos siendo niños de pecho, que todavía creemos todo lo que nos dicen. Me imagino que para muchos de la institución Iglesia hubiera sido excelente seguir repitiendo aquella creencia totalmente nefasta de que “los niños sólo tienen uso de razón a partir de los 7 años”. Difícil encontrar un concepto católico que hubiera hecho tanto daño. ¿Lo seguirán creyendo?
Y tan fácil que es llegar a Dios. Tan fácil que es sentirlo en nuestro interior, sin necesidad de intermediarios o “dueños de la verdad” que te amenacen con culpas, pecado o infiernos. Tan fácil que es encontrarlo en tantos hechos cotidianos que reivindican la condición humana. La amistad, una sonrisa, la naturaleza, la solidaridad, la gratitud, el amor… allí esta El, libre del intermediario amenazante que puede practicar la doble moral sin ningún reato de vergüenza. Me hierve la sangre cuando escucho al sacerdote x hablar de moralidad y fidelidad mientras su “novia” busca ayuda psicológica para manejar el dolor y descalificación que la invade ante la forma como su “novio sacerdote” la manipula y la somete a su deseo. Allí está la doble moral… Pero a Dios, la Energía o como quieras identificarlo, nada le sucede porque cuestiones la institución humana. El está allí, tan cerca de ti… solo necesitas silencio. Y con seguridad lo encontraras.
Gloria H. @Revolturas